Saber o no saber… averiguar el sexo del bebé

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Me gustan las sorpresas… las fiestas, los regalos y descubrir el sexo de mis bebés por nacer.

En ambos embarazos, no quise saber el sexo hasta ese último momento en que pujas y escuchas que te dicen: “¡es un niño!” Sin embargo, a veces siento que soy una rareza. Gracias a la tecnología y a las pruebas modernas, los médicos pueden determinar el sexo del bebé con más anticipación que nunca, y más y más mujeres optan por saber la respuesta a la gran pregunta de si tendrán un niño o una niña. De hecho, muchas no pueden entender por qué alguien no querría saber.

Para mí, nunca fue una opción. Sabía que no iba a pintar la habitación de color rosa o azul ni a hacer algo diferente en preparación para un sexo o el otro, así que ¿por qué averiguarlo? Además, necesitaba la curiosidad y la revelación para ayudarme a pasar por los dolores del trabajo de parto. Y funcionó. Las dos veces, mi esposo y yo quedamos asombrados, y encantados, de dar la bienvenida a nuestros hijos (ya que en ambas ocasiones pensamos que iban a ser niñas). Valió la pena la espera.

Los padres dicen que existen ventajas y desventajas de saber el sexo con anticipación. “Queríamos saberlo para poder pensar en nombres y estar mentalmente preparados”, dice Karla Lemmon de Mineápolis, MN. Pero ella y su esposo, Tim Lueder, mantuvieron la noticia de que tendrían un varón en secreto.

“Las personas tienden a exagerar los estereotipos de género y el rosa y el azul, y no queríamos eso para nuestro bebé”, explica Karla. La desventaja de no decirle al mundo con anticipación: “Muchas personas nos dijeron que no sabían qué comprar porque no sabían si tendríamos un niño o una niña”. En el lado positivo, recibieron muchos regalos de género neutro. Sin embargo, tan pronto como nació su hijo, las cosas de “niño” en color azul comenzaron a aparecer.

Algunos padres todavía prefieren hacerlo a la antigua. Cuando el técnico de ultrasonido les preguntó a Christopher Sharp y a su esposa, de Scottsdale, AZ, si querían saber el sexo de su bebé, ellos decidieron esperar. Mientras tanto, debatían nombres para ambos sexos. “Teníamos una diferencia de opinión en ambos”, explica él. “Ella tenía dos nombres que le gustaban y yo tenía otros dos. Decidimos lanzar una moneda cuando íbamos en camino a la sala de partos. Ella ganó”. Cinco años después, lo hicieron de la misma forma. “Y, adivina qué”, continúa Sharp. “Esa vez también perdí”.

Se sintió feliz de ser paciente. “Llegados a cierta edad, no hay muchas verdaderas sorpresas en la vida. La mejor es ver nacer a tu bebé y saber si es un niño o una niña la primera vez que lo miras”.

Cuando a Monica Friel, de Park Ridge, IL, le hicieron un estudio de amniocentesis con su tercer hijo, específicamente le dijo al médico que no quería saber el sexo. Pero en la siguiente cita, “la enfermera entró y anunció que yo iba a tener otro niño”.

“Ya tenía dos hijos y, por dentro, estaba algo triste porque nunca tendría una niña”, recuerda Friel. “Supe que la enfermera se metió en problemas por decirlo, pero nunca la volví a ver”. Para aprovechar lo que sabía, pintó la habitación del bebé de azul, compró ropa de niño y eligió el nombre del bebé.

Se imaginarán la sorpresa cuando, seis meses más tarde, dio a luz a una niña. “La conmoción fue increíble”, nos cuenta. “Cuando llamé a mi madre a las dos de la madrugada, después del parto, pensó que algo había salido mal porque yo estaba TAN histérica que ni siquiera podía respirar. Cuando mi madre les dijo a los niños en la mañana y les explicó que tenían una hermana, discutieron con ella diciendo que sabían que era un niño y que seguramente estaba confundida”.

Pero su hija realmente había llegado. “Ha sido una bendición. Con frecuencia la miro a los ojos y le digo: ‘¿cómo fue que llegaste tú?’ Resultó que fue aún más divertido tener la superincreíble sorpresa que tuvimos”.

Catherine Mattice, de San Diego, CA, se alegró de saber durante su embarazo que iba a tener una niña, ya que, realmente, quería un niño. “Me sentí realmente decepcionada durante algunas semanas y me sentía muy mal por sentirme de esa manera”, nos dice. Ella y su marido lo hablaron y pronto superó sus recelos y estuvo lista para recibir a su pequeña hija.

“Me enamoré de ella al instante y no me imagino teniendo un niño”, continúa. En retrospectiva, “me dio gusto haber tenido todo ese tiempo para superar ese sentimiento antes de que naciera, y así poder concentrarme en amarla. Por esa razón, les recomiendo a todos que averigüen el sexo”.

Con su primer embarazo, Anita Rajendra, de Atlanta, GA, se mostró “muy firme” acerca de no querer saber si tendría un niño o una niña, pero encontró una manera única de resolver el dilema decorativo de los colores azul y rosa.

“No me gustaban mucho la mayoría de los artículos de ropa de cama de género neutro que encontraba”, nos cuenta. “Así que hablé con una tienda para bebés local para elegir una versión para niño y otra para niña. Le pedí a mi técnico de ultrasonido que anotara el sexo del bebé en un sobre (y que lo sellara) y lo llevé a la tienda. Así que ¡la tienda para bebés supo el sexo antes que yo! Se hizo el pedido de la ropa de cama y otros accesorios adecuados y, una vez que el bebé nació, me lo entregaron todo en casa. Sentí que tuve lo mejor de ambos mundos”.


Por Bethany Kandel